Los jóvenes están llenos de ardientes deseos y son capaces de realizarlos. Pero son volubles y prontos a hastiarse: desean ardientemente, y se fatigan enseguida; sus caprichos son vivos más bien que fuertes y duraderos, como el hambre y la sed de un enfermo. Son naturalmente irascibles, violentos; no saben dominar sus impulsos.
Cegados por la fuerza de sus sentimientos y por el amor propio, no pueden soportar el desprecio, ni sufrir una injusticia.
Son ambiciosos; pero sobre todo aman, el éxito, porque quieren, por encima de todo, ser los primeros, y que el triunfo asegure su superioridad.
Honores y victorias les parecen preferibles al dinero, que no aprecian mucho por no Haber conocido todavía su necesidad.
Son más buenos que malvados, por no Haber conocido el mal; confiados, porque no Han sido engañados; llenos de Esperanza, porque su sangre juvenil, los anima Como un vino generoso, y también por no Haber sufrido varias decepciones.
Viven, sobre todo, de la Esperanza , porque la Esperanza tiene ante sí el porvenir y no el pasado que jamas volverá.
Para los jóvenes el porvenir es largo y el pasado corto, porque en la primavera de la vida no hay recuerdos, pero se tiene derecho a todas las Esperanzas.
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